26/10/09

On his blindness

Hace unos días ayudé a un hombre ciego a cruzar la calle. Nunca antes me había sentido tan útil. Sujeté al señor de su brazo izquierdo y por unos segundos, en medio de ese tráfico caudaloso, sentí la terrible responsabilidad de tener una vida en mis manos.

- Gracias amigo - dijo el hombre que nunca verá mi cara, cuando lo dejé en la otra vereda.

Seguí caminando y pensando en ese hombre alto y solo, que espera en cada esquina de ese laberinto de ruidos, alguna ayuda anónima.

Pensé también en Borges, inevitablemente.

5 comentarios:

Naticafer dijo...

seguro

Anónimo dijo...

te odio con ternura

rubén dijo...

ojos que no ven
calles q se temen
juju

Marcelo Gill dijo...

E`a... ... ...ahhhh! Ya entendí! jajaja

Marcelo Gill dijo...

Ojos que no ven por delante, corazón que no siente por detrás...jajajaja