No se si les ha pasado pero casi siempre que voy al shopping me encuentro con algún conocido. Y no precisamente un conocido "deseable" de ver. Por un instante nos miramos y luego cada uno gira la cabeza para otro lado o habla con la persona que tiene al lado. Pero algo ha pasado. Ignoro las razones culturales o sociológicas que me mueven a esa conducta estúpida que, finalmente, resulta más incómoda que haber dicho un mínimo y apenas audible hola y acompañarlo con una sonrisa sincera o gastada. Bueno, eso me pasó hace unos días cuando ingresé a uno de nuestros tantos shoppings dispuesto a gastar mi dinero en buenos libros (o en lo que hubiese).
Algunos no me vieron (mejor), estreché alguna mano anónima y la única persona a la que me hubiera gustado saludar no me vio.
Pequeñas catástrofes de un inocente día de compras. Pequeños terremotos que agrietan el suelo de nuestra vida cotidiana y nos hacen sentir ajenos e indeseados. Siempre encontraremos algún conocido que no conocemos en el shopping. Uno inclusive corre el riesgo de encontrarse consigo mismo.
Cuestionario literario: Clara Obligado
Hace 8 años
3 comentarios:
Ese es el trabajo del Shopping, es lo que tiene que hacer para darnos un vistazo de la "vida real"
Jajaja
se me hace q esa experiencia no es atribuhible exclusivamente a los shopings(lo escribo así porque es asi como suena en mi cabeza incosmopotalizada, lindo neologismo de paso)también pasa en el panchero de la esquina, con el chiclero de a la vuelta, una vez me paso esperando el colectivo(por cierto, tuve q esperar porque me pasó). perdon por el comentario de proletario reprimido
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